MAGNIFICAT


  ¡Bendito seas, Señor

por la gracia enhiesta y pura de este místico dolor

que hiere mi Nochebuena,

por la gracia de esta pena

de tan divino sabor!


  Por la angustia que me oprime y se deshace en sollozos

al sentir el alborozo

de un villancico infantil;

por el sonoro doliente de la eterna desesperanza,

que en mi pecho se disfraza

con un gesto pueril.


  ¡Bendito seas, Señor,

porque traspasas de amor

mi radiante Nochebuena,

porque en mi vida serena

floreció el dulce martirio de tu más bello dolor!




OLVIDO

Quiero cerrar los ojos y mirar hacia dentro

para verte Señor,

quiero cerrar los ojos y volver la mirada

al faro de tu amor;

quiero cerrar mis ojos y olvidar los paisajes

de tan lánguido ardor,

que en alma despiertan morbosas inquietudes

de escondido dulzor;

quiero olvidar pupilas que en las mías clavaron

su hechizo tentador,

dejando para siempre temblando en mi recuerdo

su místico dolor.
Quiero cerrar los ojos y sentir de tu fuerza

el terrible vigor,

quiero cerrar los ojos y mirar hacia dentro
         ¡para verte, Señor!





 
Ernestina de Champourcin, En silencio..., Madrid, Espasa-Calpe, 1926.

Estética

IX "Deshojé la flor de mis rimas en el triste jardín de las almas". El poeta alegra la vida de los sufrientes hombres.

Comentarios