Gadamer: "La Modernidad es la perpetuación de lo religioso"

Silvio Vietta: También percibo algo extraño en el arte moderno como en la filosofía moderna, algo que usted una vez le dijo a Heidegger: que era un buscador de Dios. Esto también se aplica en cierta medida a Nietzsche, a la Modernidad literaria, a Hölderlin, a los románticos, a Kafka. Me refiero a esa continuación en secreto de la teología, de la metafísica. ¿Ha sido acaso la Modernidad una fase de transición entre una época teológica y una posmodernidad totalmente secularizada?
Gadamer: No lo creo. No, realmente no lo creo. En general tiene usted razón en lo que concierne a la situación del arte. Ahí, naturalmente, ha sido determinante la tradición protestante y todo lo que se desarrolló a partir de ella. Yo lo percibí desde muy joven por medio de la música de Bach. 
Vietta: Pero en realidad esa presencia de restos teológicos también es extraña en la filosofía moderna y en la literatura moderna. ¿La Modernidad no fue entonces una época completamente secularizada?
Gadamer: No, seguro que no. Yo diría que es la perpetuación de lo religioso. Es algo que no se puede tocar. No es lo religioso que se expresa mediante conceptos, sino precisamente eso que a uno lo hace enmudecer.
[...]
Vietta: Ciertamente es extraño que nosotros en la Modernidad como época secularizada nos sigamos encontrando con tantas huellas de lo religioso en el arte. El arte moderno sigue siendo un lugar de la trascendencia, en donde lo religioso encuentra su sitio bajo la forma de una teología negativa.
Gadamer: Exacto. Ésa es una buena infinitud. 
Hans-Georg Gadamer. Hermenéutica de la Modernidad. Conversaciones con Silvio Vietta. Trotta, Madrid, 2004.



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