La voz silenciosa de Dios
Quizá no encontramos demasiadas noticias en la prensa diaria y en las revistas semanales, etc., que nos hablen de Dios. ¿Tan desconocido es Dios para las mentes de escritores, estudiosos, intelectuales, en el término más amplio de la palabra?
Estoy convencido, también por experiencia propia, que el clamor silencioso y sereno de Dios, Padre, Hijo, Espíritu Santo, está escondido en los pliegues de todas las criaturas humanas que existen en el mundo, que han existido y existirán sobre la tierra, hasta que ese mismo Dios anuncie el momento en el que el tiempo deje paso a la eternidad. Él nos ha creado –digan lo que se imaginen, se inventen, se engañen, los “ateos” de turno, con todos los respetos – y nos ha dejado su aroma, su Amor, en lo más hondo de nuestro ser, en la esperanza de que un día, un momento, lo descubramos; y le hablemos, y aprendamos a Amar. Entonces comenzamos de verdad a vivir.
Y cuando podemos encontrarnos tantos de esos “ateos”, que no dejan de hablar de Dios tratando- inútilmente, si no les bastaría dejar de hablar- demostrar su inexistencia; me he encontrado con una noticia que me ha movido a descubrir otro lugar del mundo en el que se escucha “la voz silenciosa de Dios”.
En el Paraninfo de la Facultad de Filología Universidad Complutense de Madrid, y por iniciativa del profesor Antonio Barnés en 2016 comenzó un “Congreso Autores en Busca de Autor”, que este año, los pasados 16 y 17 de octubre, celebró la novena reunión.
El título no deja de ser sugestivo, y transmite el deseo de los participantes, y el objetivo de los iniciadores de esta reunión: descubrir el latir de Dios en la literatura contemporánea. Contemporánea en el sentido más amplio de la palabra, que viene a ser literatura que está en el horizonte de tantos lectores, aunque sus autores hayan dejado esta tierra largos años ha, como pueden ser Nietzsche, Pardo Bazán, etc.
Días intensos de reuniones –siete en dos días- en las que dirigieron las sesiones los profesores Antonio Barnés, Ángeles Varela, Francisco Palenzuela Oca, Ramón Moncunill, Alicia Nila, Santiago Celestinos Pérez Jiménez y José Miguel González Soriano. Y participaron también un buen número de profesores de las siguientes Universidades: Poznan (Polonia); Universidad Complutense de Madrid; Francisco de Vitoria; CEU-Madrid; Navarra; Barcelona; Comillas y Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Los títulos de las ponencias expresan con claridad el alcance de estas reuniones, y la amplitud de su mirada a los horizontes de la literatura y del arte contemporáneo. Vayan estas como una sencilla muestra: “El hombre y Dios. Rubén Darío en la encrucijada”; “Canto del cosmos, conduce al silencio. El clamor poético en Ernesto Cardenal”; “Píntame como a una de tus iglesias italianas: el arte de Dios en la poesía de Oscar Wilde”; “Dios es cambio”: Octavia Butler y la (re)invención de la religión”. “Pintando la identidad con fe: la imaginación religiosa como elemento de crítica literaria (Pardo Bazán)”; “Ni ojo vio, ni oído oyó”. Una visión de la eternidad y lo terrenal en José Julio Perlado”; “La literatura a los ojos de Simone Weil”; “Dios en los inicios de la literatura contemporánea. De la nostalgia sagrada a la muerte divina. Hölderlin y Nietzsche”.
Además de felicitar de todo corazón a los iniciadores y participantes en estos congresos, y desear que esta iniciativa ayude a más de una persona a descubrir y oír “la voz silenciosa de Dios” allá en el fondo de su alma; solo me queda esperar que no tarde demasiado la publicación de estos trabajos, para recomendárselos a más de un conocido y amigo.

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