Un Dios en los infiernos.
Un Dios entre nosotros.
Y el Amor como antorcha de delicioso fuego
es la materia única y es la esencia del Todo.
Solo un Dios embriagado de divina locura
puede hacer lo que has hecho,
oscuro nazareno.
Y el sábado se impregna de luces, a destiempo,
porque por fin llegaste, Señor,
hasta mi infierno (Appleyard 1981: 114)
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