es poesía religiosa toda aquella que aun sin nombrar demasiado —o hasta sin nombrarlo— a Dios, a la esencia de lo divino, muestra un lado de esa cara divina que tiene todo lo que existe

 La poesía religiosa no debe ser buscada únicamente en la que se etiqueta como tal a bombo y platillo, del mismo modo que, generalmente, la poesía, en la poesía poética, pues ésta suele ser menos poesía —a veces no lo es en absoluto—, que aquella otra simple e intantáneamente brotada, que prescinde de elementos muy elaboradamente traídos a ser poesía, a ser llamados "poesía indiscutible", "purísima poesía encerrada en su urna de cristal". Para mí, es poesía religiosa toda aquella que aun sin nombrar demasiado —o hasta sin nombrarlo— a Dios, a la esencia de lo divino, muestra un lado de esa cara divina que tiene todo lo que existe, todo lo que nos es preciso como complemento de nuestro dejar constancia de que alentamos por algo y desde algo más que el hecho de alentar.


Manuel Pinillos, en Poesía religiosa. Antología (Leopoldo de Luis), pp.98-99.

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