Autor: Gerardo
Diego (Santander, 1896-Madrid, 1987).
Obra: Primera antología de sus versos (1918-1941).
Fuente: Gerardo Diego: Primera antología de sus versos (1918-1941), novena edición, Espasa-Calpe, Madrid, 1980.
Obra: Primera antología de sus versos (1918-1941).
Fuente: Gerardo Diego: Primera antología de sus versos (1918-1941), novena edición, Espasa-Calpe, Madrid, 1980.
I
Iniciales (1918)
Poeta sin palabras
Voy a romper la pluma. Ya no la necesito.
Lo que mi alma siente yo no lo sé decir.
Persigo la palabra y solo encuentro un grito
roto, inarticulado, que nadie quiere oír.
¡Dios mío, tú el Poeta! ¿Por qué no me concedes
la gracia de acertar a decir cosas bellas?
Dame que yo consiga -merced de las mercedes-
interpretar las flores, traducir las estrellas.
Yo escucho sus secretos. Yo entiendo su lenguaje.
No el ser sordo, el ser mudo es mi condenación.
Para mí es como un alma dolorida el paisaje
y el mundo es un sonoro y enfermo corazón.
Llevo dentro, muy dentro, palabras inefables
y el ritmo en mis oídos baila sus armonías,
mientras vagan perdidas, ciegas e inexpresables
yo no sé qué interiores, soñadas melodías.
Como un niño que tiende sus bracitos desnudos
a las cosas y quiere hablar y no sabe y llora...
así también ante ellas se abren mis labios mudos
de poeta sin palabras que el gran milagro implora.
Tú, Señor, que a los mudos ordenabas hablar,
y ellos te obedecían. Pues mi alma concibe
bellas frases sin forma, házmelas tu expresar.
Ordénale ya "Habla" al poeta que en mi vive.
Lo que mi alma siente yo no lo sé decir.
Persigo la palabra y solo encuentro un grito
roto, inarticulado, que nadie quiere oír.
¡Dios mío, tú el Poeta! ¿Por qué no me concedes
la gracia de acertar a decir cosas bellas?
Dame que yo consiga -merced de las mercedes-
interpretar las flores, traducir las estrellas.
Yo escucho sus secretos. Yo entiendo su lenguaje.
No el ser sordo, el ser mudo es mi condenación.
Para mí es como un alma dolorida el paisaje
y el mundo es un sonoro y enfermo corazón.
Llevo dentro, muy dentro, palabras inefables
y el ritmo en mis oídos baila sus armonías,
mientras vagan perdidas, ciegas e inexpresables
yo no sé qué interiores, soñadas melodías.
Como un niño que tiende sus bracitos desnudos
a las cosas y quiere hablar y no sabe y llora...
así también ante ellas se abren mis labios mudos
de poeta sin palabras que el gran milagro implora.
Tú, Señor, que a los mudos ordenabas hablar,
y ellos te obedecían. Pues mi alma concibe
bellas frases sin forma, házmelas tu expresar.
Ordénale ya "Habla" al poeta que en mi vive.
IMPROMPTU
Cuando me tiendo en la playa
Cuando me tiendo en la playa
boca
arriba,
en estas noches tan hondas
en estas noches tan hondas
y tan íntimas,
noches de claras, diáfanas
maravillas,
tan evidentes, tan nuevas,
tan evidentes, tan nuevas,
tan antiguas,
la inmensidad se me abre
sin orillas,
sin linderos y sin márgenes,
sin linderos y sin márgenes,
infinita.
Y qué ansias de hacer cándida
Y qué ansias de hacer cándida
mi vida
para que Dios la contemple
para que Dios la contemple
desde arriba.
Qué
hermosura. Niño astrónomo.
(Yo tenía
nueve años y estudiaba
nueve años y estudiaba
de puntillas
torciéndome
en el balcón
cosmografía:
Sirio, Antares, Betelgeuse...)
Sirio, Antares, Betelgeuse...)
¡Ay, qué líricas
las estrellas, qué profundas
y qué limpias.
Y ver lo que hay más allá,
Y ver lo que hay más allá,
más arriba,
más detrás de las más altas,
más detrás de las más altas,
más encima.
Sí, cómo todas me llaman
Sí, cómo todas me llaman
y me miran.
Parece que dicen: sube,
Parece que dicen: sube,
date prisa.
Cómo se abre el horizonte
Cómo se abre el horizonte
y se amplifica
como la onda de la piedra
como la onda de la piedra
centrífuga.
Cómo crece el corazón,
Cómo crece el corazón,
cómo rima
con los astros y los ángeles
con los astros y los ángeles
y palpita
olvidado
de la muerte
y de la vida
... cuando me tiendo en la playa
... cuando me tiendo en la playa
boca arriba.
III
NOCTURNOS
DE CHOPIN
PARÁFRASIS
ROMÁNTICAS
(1918)
Nocturno XI
A Luis Barreda
Sentadas sobre un pozo alabastrino
una mujer desnuda -amor profano-
y una blanca doncella -amor divino-.
¿No recordáis el cuadro de Tiziano?
una mujer desnuda -amor profano-
y una blanca doncella -amor divino-.
¿No recordáis el cuadro de Tiziano?
También
en el nocturno chopiniano
se oye primero el cántico argentino
que nos dice las rosas del camino,
que al goce invita del amor profano.
se oye primero el cántico argentino
que nos dice las rosas del camino,
que al goce invita del amor profano.
El
ave del amor borda su trino
escondida en el bíblico manzano,
y un cupidillo frívolo y pagano
apunta al cielo el chorro cristalino.
escondida en el bíblico manzano,
y un cupidillo frívolo y pagano
apunta al cielo el chorro cristalino.
Es
todo risas. Se respira un vano
perfume anacreóntico; y el vino
tiñe acaso el paisaje veneciano
como en una vendimia de Bassano
o en una bacanal del Aretino.
perfume anacreóntico; y el vino
tiñe acaso el paisaje veneciano
como en una vendimia de Bassano
o en una bacanal del Aretino.
Un
acorde litúrgico; imagino
que
lo trenza algún órgano cristiano.
Es la aureola del amor divino
la que ilumina el corazón humano.
Es la aureola del amor divino
la que ilumina el corazón humano.
Renunciamiento,
paz, quietud, lejano
son de plegarias místicas. El lino
de un cuento nazareno y peregrino
devana el dulce corazón del piano.
son de plegarias místicas. El lino
de un cuento nazareno y peregrino
devana el dulce corazón del piano.
Y
se piensa en el claustro; el vespertino
toque de Ángelus, trémulo y lontano,
un conventual jardín benedictino,
azucenas, cipreses, una mano
blanca en las sombras lentas adivino...
toque de Ángelus, trémulo y lontano,
un conventual jardín benedictino,
azucenas, cipreses, una mano
blanca en las sombras lentas adivino...
Pasa
el encanto del amor divino.
Vuelve el triunfo del amor pagano.
Ya conoces los dos, mi buen hermano.
Pero tú no decides tu camino.
Es tan bello el amor a lo profano...
Es tan bello el amor a lo divino...
Vuelve el triunfo del amor pagano.
Ya conoces los dos, mi buen hermano.
Pero tú no decides tu camino.
Es tan bello el amor a lo profano...
Es tan bello el amor a lo divino...
IX
VIA
CRUCIS (1924)
TERCERA
ESTACIÓN
|
A
tan bárbara congoja
y pesadumbre declinas, y tus rodillas divinas se hincan en la tierra roja. Ya no hay nadie que te acoja. En vano un auxilio imploras. Vibra en ráfagas sonoras el látigo del blasfemo. Y en un esfuerzo supremo lentamente te incorporas. Como el cordero que viera Juan, el dulce evangelista, así estás ante mi vista tendido con tu bandera. Tu mansedumbre a una fiera venciera y humillaría. Ya el Cordero se ofrecía por el mundo y sus pecados. Con mis pies atropellados como a un estorbo le hería. |
PENÚLTIMA
ESTACIÓN
He aquí helados, cristalinos,
sobre el virginal regazo,
muertos ya para el abrazo,
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
Qué soledad sin colores.
Oh, Madre mía, no llores.
Cómo lloraba María.
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.
sobre el virginal regazo,
muertos ya para el abrazo,
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
Qué soledad sin colores.
Oh, Madre mía, no llores.
Cómo lloraba María.
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.
¿Quién
fue el escultor que pudo
dar morbidez al marfil?
¿Quién apuró su buril
en el prodigio desnudo?
Yo, Madre mía, fui el rudo
artífice, fui el profano
que modelé con mi mano
ese triunfo de la muerte
sobre el cual tu piedad vierte
cálidas perlas en vano.
dar morbidez al marfil?
¿Quién apuró su buril
en el prodigio desnudo?
Yo, Madre mía, fui el rudo
artífice, fui el profano
que modelé con mi mano
ese triunfo de la muerte
sobre el cual tu piedad vierte
cálidas perlas en vano.
VERSOS
DIVINOS
(1938-1941)
A
LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
¿Es de ingrávido sueño,
aire o magia refleja
este resplandor súbito,
esta erguida presencia?
aire o magia refleja
este resplandor súbito,
esta erguida presencia?
Todo
en torno se afirma,
se deslumbra, se ciega.
La piedra es más que nunca
piedra, gozosa piedra;
se deslumbra, se ciega.
La piedra es más que nunca
piedra, gozosa piedra;
la
humana piel confusa
de oscuros centinelas,
tañida del prodigio,
centellea evidencias,
de oscuros centinelas,
tañida del prodigio,
centellea evidencias,
y
el alba, el alba tímida
tan mojada y tan tierna,
confirma de rubores
su inocencia perfecta.
tan mojada y tan tierna,
confirma de rubores
su inocencia perfecta.
Otra
vez sobre el mundo
la Verdad se hace cierta,
cierta con certidumbre
transverberada, céntrica.
la Verdad se hace cierta,
cierta con certidumbre
transverberada, céntrica.
No
el aire, no, ni el sueño
ni la magia espejean
este cuerpo armonioso
que fulgura y destella.
ni la magia espejean
este cuerpo armonioso
que fulgura y destella.
Las
brisas le acarician,
la tierra le sustenta
y la luz que de él mana
le ciñe y le modela.
la tierra le sustenta
y la luz que de él mana
le ciñe y le modela.
Pudiendo
ser más leve
que plumas o humaredas,
humana, humildemente
pisa la hierba, y pesa,
que plumas o humaredas,
humana, humildemente
pisa la hierba, y pesa,
y
al goce del suavísimo
tacto, contacto, prenda,
invita -ábranse flores-
a las yemas incrédulas.
tacto, contacto, prenda,
invita -ábranse flores-
a las yemas incrédulas.
Resurrección.
Oh gloria
taladrada y tan nuestra,
tan de hueso y de carne
firme, caliente, fresca.
taladrada y tan nuestra,
tan de hueso y de carne
firme, caliente, fresca.
Por
Ti, Jesús, tan nuevo
hoy con tus cinco estrellas
que en cifra dibujada
tu caridad constelan,
hoy con tus cinco estrellas
que en cifra dibujada
tu caridad constelan,
por
Ti, Señor, devuelto
a la luz que te estrecha,
al amor que te ciñe,
al aura que te besa,
a la luz que te estrecha,
al amor que te ciñe,
al aura que te besa,
por
ti, todo nos canta,
oh divina certeza
para después del tiempo,
quieta ya primavera.
Páginas de esta antología correspondientes a poemas en que aparece Dios o lo divino: 17, 23, 29, 30, 32, 58, 80, 86, 102, 106, 107, 114, 115, 125, 135, 138, 139, 145, 149, 156, 157, 158, 182.
oh divina certeza
para después del tiempo,
quieta ya primavera.
Páginas de esta antología correspondientes a poemas en que aparece Dios o lo divino: 17, 23, 29, 30, 32, 58, 80, 86, 102, 106, 107, 114, 115, 125, 135, 138, 139, 145, 149, 156, 157, 158, 182.
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